El cuerpo es constitutivo del sujeto social y es indisoluble de la
subjetividad y del modo de habitar y disputar el mundo con otros. El poder
modela los cuerpos y se imprime en ellos de formas variables en los distintos
contextos sociales, históricos, políticos y económicos. Aunque nunca fue un
objeto privilegiado de las ciencias sociales, los estudios sobre el cuerpo son
de larga data, si ubicamos como inicio las investigaciones criminológicas,
psiquiátricas y psicológicas realizadas desde el higienismo del siglo XIX,
aunque el conocimiento científico pueda traducirse como práctica de control
social desde Paracelso (1493-1541), sobre cuyos saberes se asentaron las
primeras profesiones terapéuticas universitarias.
Distintos intelectuales y corrientes de pensamiento fueron retomando estos saberes para su análisis y crítica desde el campo social, al amparo de los estudios inter y transdisciplinarios. El cuerpo que habita, el cuerpo distinto, enfermo, controlado y/o castigado (en tensión con las definiciones sociales sobre el cuerpo normal, cuidado, saludable y/o venerado), sigue conservando su riqueza como objeto emergente en las ciencias sociales y humanas, particularmente en este contexto nacional que parece favorable para la visibilización y valorización de la diversidad. Así lo indican al menos las recientes sanciones de la Ley de Matrimonio Igualitario, la nueva Ley de Salud Mental, las discusiones en torno a la legalización del aborto y a la despenalización de la tenencia de drogas para uso personal, así como la implementación progresiva de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, entre otros hechos políticos destacados que dialogan y se nutren de disputas socioculturales no nuevas pero sí finalmente visibilizadas en la arena de lo público.
Así, para empezar a definir los límites de esta línea o, mejor dicho, los lugares por donde se propone transitar, serán retomados los aportes de la biopolítica, la sociología de la desviación y los estudios culturales, los estudios de género, y el análisis de discursos sociales en la construcción de imaginarios, entre otros, de modo tal de revisar críticamente la construcción teórico-académica de lo diferente como “problema social” y profundizar el análisis de los mecanismos sociales de exclusión / inclusión, la construcción social de la norma y la desviación como procesos culturales, la estigmatización, etiquetamiento y la estereotipificación de prácticas y sujetos como procesos comunicacionales.
Esta línea propone dialogar con estudios que piensen la construcción social del cuerpo –aquello que definiremos como 'corporalidad'- cuando ésta opera en procesos de estigmatización -entendidos como procesos comunicacionales de rotulación que operan sobre la desaprobación, rechazo, exclusión y discriminación de ciertos sujetos y grupos.
Distintos intelectuales y corrientes de pensamiento fueron retomando estos saberes para su análisis y crítica desde el campo social, al amparo de los estudios inter y transdisciplinarios. El cuerpo que habita, el cuerpo distinto, enfermo, controlado y/o castigado (en tensión con las definiciones sociales sobre el cuerpo normal, cuidado, saludable y/o venerado), sigue conservando su riqueza como objeto emergente en las ciencias sociales y humanas, particularmente en este contexto nacional que parece favorable para la visibilización y valorización de la diversidad. Así lo indican al menos las recientes sanciones de la Ley de Matrimonio Igualitario, la nueva Ley de Salud Mental, las discusiones en torno a la legalización del aborto y a la despenalización de la tenencia de drogas para uso personal, así como la implementación progresiva de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, entre otros hechos políticos destacados que dialogan y se nutren de disputas socioculturales no nuevas pero sí finalmente visibilizadas en la arena de lo público.
Así, para empezar a definir los límites de esta línea o, mejor dicho, los lugares por donde se propone transitar, serán retomados los aportes de la biopolítica, la sociología de la desviación y los estudios culturales, los estudios de género, y el análisis de discursos sociales en la construcción de imaginarios, entre otros, de modo tal de revisar críticamente la construcción teórico-académica de lo diferente como “problema social” y profundizar el análisis de los mecanismos sociales de exclusión / inclusión, la construcción social de la norma y la desviación como procesos culturales, la estigmatización, etiquetamiento y la estereotipificación de prácticas y sujetos como procesos comunicacionales.
Esta línea propone dialogar con estudios que piensen la construcción social del cuerpo –aquello que definiremos como 'corporalidad'- cuando ésta opera en procesos de estigmatización -entendidos como procesos comunicacionales de rotulación que operan sobre la desaprobación, rechazo, exclusión y discriminación de ciertos sujetos y grupos.
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